Oh dulce muñeca. Entras a un limbo del corazón. Por un lado él aquel hombre que ha cuidado de ti aunque te tiene en una repisa y por el otro aquel que en las noches en que se esconde la luna te secuestra y te detiene el tiempo para que tu sonrisa de porcelana perdure. Oh, que sera de ti y de tu corazón dulce muñeca.
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